viernes, 6 de noviembre de 2009

SOBRE EL DÍA MUNDIAL DE LA MUJER VIUDA

Nota: Este texto fue preparado por nuestra colaboradora y asesora técnica, Mercedes González, con motivo de la celebración de esta fecha en el año 2007. Queremos compartirla con todas las personas que nos sigan para que conozcan un poco más de nosotras y nuestro movimiento asociativo.

Un poco de historia.


El Día Mundial de la Viuda no es una celebración con demasiada tradición en nuestra sociedad. Es solamente desde el año 1994 que se conmemora tal fecha. Fue precisamente en una Asamblea Internacional de Viudas celebrada en la ciudad suiza de Ginebra durante ese año, que se decidió que era preciso establecer un Día Mundial de la Viuda como llamada de atención general a la situación que este colectivo de mujeres estaba sufriendo en todo el mundo, tanto en la sociedad occidental más avanzada (donde en cuanto a derechos sociales aún queda mucho por avanzar) como en aquellas sociedades que se encontraban en el momento inmersas en fuertes conflictos bélicos, algunos incluso de carácter fraticida, donde las mujeres – y más aún las mujeres viudas – se convierten en víctimas fáciles de todas las partes que mantienen la contienda, perdiendo así hasta sus derechos más elementales.

En aquella reunión internacional, España se encontraba representada a través de Mercedes Mena y Mª Isabel Extremeño, presidenta y vicepresidenta respectivamente de la C.O.N.F.A.V, como interlocutoras de todo un movimiento asociativo que había comenzado a surgir tímidamente en 1.959, y a través del cual un grupo de mujeres viudas comenzaron a dar sus primeros pasos de manera conjunta, tras hacerse conscientes del desamparo que ante los organismos oficiales y la sociedad tenían. Pensando que su unión y el intercambio de ideas e iniciativas les daría fuerza, este pequeño grupo actuó siempre en pos de la ayuda a la viuda y a sus hijos, en todos los ámbitos sociales.

Aunque todavía queda mucho camino por andar, los resultados que a partir de estos primeros años se fueron obteniendo pueden considerarse como muy fructíferos. Se crearon asociaciones en todas las provincias y en 1969, diez años después de estos primeros pasos, nacía la Federación de Asociaciones de Viudas “Hispania” (FAV), para dar respuesta a la necesidad de unión y coordinación entre las asociaciones existentes, como forma de aumentar la presión sobre los organismos competentes.

Hoy, el movimiento de Asociaciones de Viudas está conformado por un colectivo que reúne a 385 asociaciones y grupos de toda España, que han ido federándose por autonomías, para a su vez crear, el 15 de enero de 1993, la CONFAV (Confederación de Federaciones y Asociaciones de Viudas “Hispania”), de ámbito estatal

La elección del Día:

La elección de un día determinado para recordar a toda la sociedad un tema concreto, ha estado siempre ligado a una fecha importante en el devenir de las circunstancias del mismo. El Día de la Paz (celebrado el pasado 30 de enero) coincide con el aniversario de la muerte de Ghandi, uno de los mayores baluartes que la misma ha tenido a lo largo de la historia humana; el Día de la Mujer (antes mujer trabajadora)que todos los años se conmemora en torno al 8 de marzo nos recuerda la tragedia de unas trabajadoras muertas en el incendio de su fábrica, provocado por el propio dueño que no quería ceder a sus reivindicaciones... Y así podríamos ir analizando una por una todas las fechas.

Pero las viudas han constituido desde siempre un colectivo callado e ignorado sometido a las pequeñas desgracias y sufrimientos personales. En torno a ellas no existen hechos especialmente relevantes ni sus reivindicaciones se han elevado casi nunca a un plano grupal. Por el contrario, su discriminación forma parte de los hechos culturales y sociales de todas y cada una de las sociedades en las que, curiosamente y como contradicción a la poca estima que su labor diaria merece, han sido en muchas ocasiones pilares y salvadoras. Y es una discriminación que se vive a nivel personal a pesar de los millones de mujeres en estas circunstancias repartidas por todo el orbe. Por todo ello se hacía difícil escoger una fecha de especial relevancia para instaurar ese Día que fuera la llamada de atención que toda la sociedad (muchas veces empezando por ellas mismas) estaba necesitando respecto a la reivindicación de derechos para la mujer viuda.

Y puesto que el movimiento asociativo había comenzado, tanto en España como en Europa, en el marco de una tradición profundamente cristiana se eligió para dicha celebración el día 2 de febrero, día de la Purificación de la Virgen y de la Presentación del Niño Jesús en el templo.

La razón de ser de tal elección:

La mujer viuda, según los distintos evangelios, estuvo siempre muy presente en la vida de Jesús y en la evolución de su doctrina. Tal como se nos hace patente en numerosos pasajes de los mismos, y a pesar del momento histórico en el que no sólo la viuda sino la mujer en general era poco tenida en cuenta, Jesús defiende ante todos sus derechos y busca para ella un profundo respeto. Esta actitud del Mesías frente a la viuda unido al hecho de que el día de su Presentación ante el templo se encontraba allí la profeta Ana, anciana mujer viuda que se pasó el resto de su vida hablando de Jesús en el templo, y también al hecho de que le acompañaba su madre, María, que también acabaría quedándose viuda, fueron un buen punto de partida para que fuera esta fecha y no otra la que se destinara a servir de recuerdo de todas las VIUDAS del mundo y las circunstancias (muy duras las más de las veces) que les rodean en su nuevo estado de vida.

Pero ¿Quién era Ana?

El evangelio de San Lucas, en su capítulo 2, versículos 36 a 38, nos dice de ella:

"Estaba también allí, Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era una viuda que llegaba ya a los ochenta y cuatro; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén."

De acuerdo a los datos que se manejan y a la realidad social de la cultura judaica en aquel momento, se puede deducir que Ana quedó viuda entre los 20 y los 24 años de edad y - pese a la provisión establecida en la ley de Moisés para el estado de viudez que advertía que cuando fallecía el esposo, un hermano de él debía casarse con la viuda (o un primo o un pariente cercano del difunto marido, en caso de no haber éste) con el fin de guardar descendencia de la familia del esposo (Deut. 25:5-6) – así había permanecido desde ese momento. La presencia de Ana junto al también profeta Simón, nos habla del respeto que esta había alcanzado en su época. Pero lo más importante es considerar que cuando Ana vio a Jesús, dio gracias a Dios, y hablaba acerca del niño, porque como profetisa, ella supo que estaba en presencia del Mesías redentor. Su fe se encendió rápidamente. Como persona, ella sintió que nunca más se sentiría sola y que, aunque había estado desdichada, sin protección de marido, el Redentor del mundo, aún siendo niño todavía, causaría gozo y alegría a los desdichados.

El significado

Yendo un poco más allá en todo lo dicho hasta ahora, podemos interpretar que elegir esta fecha como Día Mundial de las Viudas supone un canto de esperanza para las mismas, y es que las Asociaciones han supuesto de alguna manera la redención para tantas y tantas mujeres despreciadas, vilipendiadas, apartadas,... un canto de esperanza en la seguridad de que alguien lucha por sus derechos, independientemente de su Cultura o de su Religión. Y así, a lo largo de todos estos años en Occidente se ha alzado la voz por los derechos sociales de todas las viudas y sus hijos, se ha alzado la voz por las viudas que eran condenadas a morir en la tumba de su marido allá en la India, se ha alzado la voz por las viudas que eran maltratadas, violadas y asesinadas en lugares como Sierra Leona.

Conmemorar el Día Mundial de la Mujer Viuda no es celebrar una fiesta, es celebrar una hermandad que nos ha llevado a luchar juntas por mejorar nuestros derechos y los de nuestros hijos, es celebrar que por fin hay una voz que se eleva por encima de la desidia social para recordar que un tanto por ciento muy elevado de las personas que viven en la pobreza extrema o en el umbral de la pobreza son viudas; que un gran número de las mujeres que son víctimas de los conflictos armados en tantas partes del mundo son viudas.

Por último, recordar a todas que asociarse no significa sentirse más viudas, ni dar los primeros pasos hacia el olvido de la persona con la que tanto se ha compartido, antes al contrario, significa darle fuerza a ese movimiento que busca reivindicar vuestra situación y vuestros derechos desde hace casi 50 años. Significa sentir que no estáis solas, que hay muchas mujeres en vuestras mismas circunstancias que os entienden, os respetan y os apoyan en los momentos más difíciles de vuestro día a día. Que hay alguien a quien poder recurrir para salir adelante sin que el resto de la sociedad nos mire por encima del hombre pensando: ¡“pobrecita”!. Sentir que aún sois personas y que tenéis derecho a la vida.

Es hora de recordar que asociarse es facilitar el camino para la unidad , y a través de ello lograr que vuestra voz suene potente y clara en toda la Sociedad, y se respeten vuestros derechos, ya no como viudas sino simplemente como personas íntegras, con toda una serie de necesidades que es preciso cubrir de una manera digna. Y la única manera de conseguirlo es dar a la Asociación vuestro apoyo a través de vuestra presencia en las distintas actividades que se organizan desde los distintos escalones asociativos.

Porque el dolor se amortigua, pero no se olvida. Y enterrarse en vida es hacerle un flaco favor a las personas que os rodean, a algunas de las cuales les habéis dado la vida.

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